Quito, Pichincha

“Llegué a Galápagos en el 2008. Poco a poco las lluvias se acercaban cambiando todo el ecosistema. Hasta la temporada del 2015-2016: la lluvia nunca llegó. Podía ver a los animales luchando, los caracoles se reunían para morir juntos. Entre los agricultores se notaba preocupación, la mayor parte de los sembríos se habían perdido. Cuando llegué a Quito me sorprendió que nadie sabía lo que estaba pasando. ¿Por qué hay algunas voces que no se escuchan?”

MARÍA ISABEL VILLARUEL OVIEDO